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19/05/2020

Entrevista a Pau Berbel, de Amigos de los Mayores

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Entrevista a Pau Berbel, de Amigos de los Mayores

Esta entrevista se realizó presencialmente el 17 de julio de 2020 y forma parte de la investigación Morir Guay: voces y relatos para no tener miedo becada por la Escocesa. Morir guay es una investigación a cuatro voces, diversa en cuanto a lenguajes y perspectivas críticas, en torno a los discursos imperantes sobre la muerte y la obsolescencia de los cuerpos -cuerpos viejos, que ya no son útiles. Mi parte de la investigación especula con la idea de que podemos plantear modos más amables, conscientes y solidarios de relacionarnos con la muerte y el deterioro del cuerpo.

La Fundación Amigos de los Mayores trata de paliar uno de los grandes dramas de la vejez que es la soledad no deseada. Pau Berbel trabaja como coordinador territorial de la fundación y ha realizado investigaciones sobre sinhogarismo, sobre el proceso de excarcelación y evaluando el retorno social de proyectos socioeducativos. Además es amigo de mi compañera de du-da Belén Soto quien me lo presentó y me acompañó en la entrevista que al final se convirtió en una interesante conversación a tres bandas.

Clara: Hola Pau, cuéntanos, qué es Amigos de los Mayores

Pau: Es una ONG que lleva 33 años trabajando con la misión de dar respuesta a la soledad y el aislamiento de las personas mayores a través del voluntariado, poniendo en contacto a personas voluntarias para el acompañamiento a personas mayores la sensibilización de la sociedad. Desde hace algunos años también ha iniciado el Observatorio de la Soledad, una plataforma de generación e intercambio de conocimiento en torno a la soledad no deseada, que por ejemplo, ahora con la crisis del Covid, ha desarrollado una una guía para orientar las llamadas de apoyo a personas mayores.

Clara: En la entrevista que hicimos a Daniel hablamos del cohousing senior, un modelo de vivienda compartida para no vivir la vejez en soledad ¿qué otras alternativas hay para no vivir en soledad y no terminar en una residencia?

Pau: Nosotros llegamos a un perfil que es el de la soledad no deseada o el aislamiento. También es verdad que hay gente que está muy ricamente viviendo sola, pero vivir solo es un factor de riesgo a partir de cierta edad. Por eso, se plantean otras opciones de vivienda que vengan a solucionar el tema de la soledad, como proyectos intergeneracionales que juntan a estudiantes con personas mayores, pero eso se queda en una parcela muy pequeña a la hora de resolver situaciones de soledad. Es clave para determinar opciones saber si hay situaciones o no de dependencia; si no hay dependencia hasta el punto que necesiten estar en una residencia, creo que los proyectos que mejor funcionan son los de viviendas con servicios en los que las personas pueden mantener su autonomía para tomar decisiones como, por ejemplo, decidir si quieren tener mascota, o si se quieren hacer la comida, o qué quieren en su compra. Y que los propios proyectos residenciales o de vivienda formen parte de la comunidad y no queden alejados; por ejemplo que el mismo complejo incluya la Biblioteca Pública del barrio. Mantener esta autonomía en las decisiones y a la vez tener servicios de acompañamiento, hace que sea una buena fórmula, aunque igualmente se pueden sentir solos. Lo que sí hemos observado es que cuando hemos planteado opciones de convivencia, es habitual que las personas que llevan mucho tiempo en su piso sientan un gran apego a su espacio y no quieran vivir en otro lugar, por mucho que se les ofrezca la posibilidad de convivir con otras personas y no estar solos.

Clara: ¿El acompañamiento que hace Amigos es sólo psicológico o atiende también otras tareas o ayudas en la dependencia?

Pau: Ni siquiera psicológico, es emocional, es hacer compañía, es como el rol que tendría un vecino o vecina que se pasa por tu casa una vez por semana para hacerte una visita o ir a pasear o al cine.

Clara: ¿Y las personas mayores han de tener unos requisitos para poder optar a ese acompañamiento?

Pau: Sí que el deterioro cognitivo muy avanzado puede ser un criterio de exclusión porque la idea es construir un vínculo entre el voluntario y la persona mayor. Hay otro tipo de asociaciones que se ocupan de estas personas pero no nosotros, hace falta tener una formación para acompañar en este tipo de procesos de deterioro. Pero sí que puede pasar que empiece la relación sin deterioro y que al cabo de tres años se dé. En ese caso hay un acompañamiento especial al voluntario para darle herramientas.

Clara: ¿Cuál es el perfil de los voluntarios?

Pau: Es variado, la edad media es 51, donde nos cuesta más llegar a gente de menos de 30. El 70% de las voluntarias son mujeres. Y dentro de eso hay mucha variedad de profesiones, perfiles y experiencias previas de voluntariado. En general la gente se acerca porque ya han vivido de cerca situaciones previas, quizás con abuelos y abuelas que echan de menos, o porque les llama la atención ver a gente mayor sola en las plazas y quieren hacer algo al respecto. Pero en general, no notamos que haya una reflexión previa en plan hay un problema estructural gravísimo con la soledad, o que sea parte de una agenda política.

Clara: ¿Son vínculos de largo recorrido los que se crean o es un acompañamiento más circunstancial?

Pau: La idea es que sí, que sea un vínculo hasta que la persona muera.

Clara: Entiendo que eso sería el ideal, pero ¿es lo que pasa?

Pau: Pasa en un porcentaje bastante alto de los casos. Lo que también pasa es que el vínculo se va reconfigurando, por ejemplo se parte de un encuentro a la semana presencial, pero si hay un cambio de ciudad esos encuentros se convierten en llamadas y visitas puntuales. Pero se mantiene un vínculo de amistad. A parte de otras posibilidades de relación, individual y/o grupal, que pueden tener las personas mayores en la organización.

Clara: ¿Bajo qué criterios la organización busca los perfiles para que se gusten?

Pau: Disponibilidad, cercanía, intereses, pero también carácter, necesidades, por ejemplo si hay un voluntario al que en general le cuesta poner límites evitaremos que acompañe a una persona mayor que sea muy demandante.

Belén: Cuando vivía en Madrid estuve intentando involucrarme con Amigos de los Mayores, y estuvieron buscándome un match. Mientras, estaba involucrándome más en la organización de actividades. Pero cuando fui a conocer a alguien, la persona mayor, en el último momento, se echó para atrás. Me hace pensar que no debe ser fácil pedir esa ayuda y reconocer que una está sola. ¿Es así?

Pau: Sí, es una de las grandes dificultades, hay estigma y hay vergüenza. Y también hay un tema de género, a los hombres les cuesta mucho más reconocer que esa soledad es un problema y les cuesta decir abiertamente que se sienten solos. También está el tema de las familias, que no entienden porqué se sienten solos si van los nietos a visitar una vez por semana o comen juntos los domingos, y el tema del qué dirán si viene un extraño. Pero hay que entender que igual que nuestra vida social, cuando somos jóvenes, no pasa solo por la familia, de mayores es igual, y con la familia hay necesidades de sociabilidad, o amistad que no se pueden cubrir.

Con respecto a cómo llegan las personas mayores a pedir ayuda a nuestra organización, en muchos casos es a través de los servicios sociales que detectan ese problema, pero hay otros agentes que se salen del circuito de ayuda, como puede ser la panadera, la farmacéutica, o el trabajador del banco, que también son importantes para detectar situaciones de soledad no deseada. Y también funciona muy bien el boca oreja entre gente mayor que ha tenido voluntarios y se lo comentan a otra persona mayor.

Clara: Antes hablabas de las relaciones de largo recorrido, poniendo la muerte como el final de esa relación. En este sentido, ¿se contempla que las voluntarias hagan también un acompañamiento en la muerte, hay formaciones para eso?

Pau: Creo que esa sería una asignatura pendiente en la organización. Creo que las personas mayores sacan más el tema de la muerte que las voluntarias, a las que quizás les incomoda. Pero, de hecho, luego, muchas personas voluntarias que son más mayores, 50 o 60, dicen a veces “me estoy enfrentando a mi propio envejecer y a la muerte con más herramientas”. Creo que ahí hay un tema.

Clara: ¿Piensas que la muerte sigue siendo un tabú?

Pau: Sí, sin lugar a dudas. Incluso con las dolencias, con la decrepitud. Este paradigma del envejecimiento activo hace que otros envejecimientos más pasivos resulten menos atractivos para las voluntarias.

Clara: Te escucho hablar y pienso que quizás, si te acercas como voluntario, puedes tener una idea un poco romántica en plan “voy a acompañar al viejito que me va a contar historias de la guerra civil” pero que luego hay realidades muy duras y cuando vienen todos los temas más dramáticos y rugosos de dependencia, enfermedad, etc, ahí igual hay más barreras porque no estamos preparados para enfrentarnos a eso.

Pau: Sí, incluso para aceptar que igual la persona mayor no quiere tomar la medicación o no quiere hacer ejercicio. Es difícil no juzgar y aceptar este tipo de situaciones. A veces nos pueden decir “es que el voluntario me insiste mucho en que salga a pasear y a mí no me apetece salir”.

Clara: ¿Cuáles son los conflictos más frecuentes?

Pau: En relación a los límites, es muy importante que estén claros y mantenerlos. En el acompañamiento presencial, por ejemplo, establecemos que el acompañamiento es de dos horas una vez por semana, para que no se establezcan relaciones de mucha demanda por parte de la persona mayor pero también posesivas por parte del voluntario -que ha de intentar hacer de puente para que la persona mayor tenga acceso a servicios y actividades y no se quede únicamente con su compañía. A veces el voluntario siente que es “su” persona mayor y no abre posibilidades. Y no es fácil esta cuestión de los límites ya que es un voluntariado que, al final, de lo que trata es de construir un vínculo de amistad. Negociar límites sin que encorsete la relación es una de las mayores dificultades.

Belén: Entonces, Amigos de los Mayores funcionaría como una institución reguladora de los afectos que establece ciertas normas de cómo debería ser la relación. Pero, ¿hay fugas en este sentido?

Pau: Sí, porque no es algo rígido y las relaciones van mutando. Al cabo de cuatro años, igual un voluntario quiere invitar a la persona mayor a comer con su familia, y pensamos que está bien, en determinados casos, flexibilizar esas pautas. Por otro lado, el hecho que más allá del acompañamiento individual presencial haya otras formas de participación y relación (telefónico, encuentros de proximidad, grupal a domicilio, talleres, salidas culturales, etc) permite que las personas se puedan vincular a la organización más allá de su voluntario/a individual.

Clara: ¿Cuál es el perfil medio de los mayores en relación a su clase social? ¿hay personas en exclusión o en la pobreza?

Pau: Sí, sobre todo los casos que vienen a través de servicios sociales. Pero también es verdad existe relación entre soledad y clase social, podemos reducir el sentimiento de soledad si invertimos en mejorar las condiciones de vida de las personas mayores. Pero puede haber casos de soledad importante en personas de clase alta incluso te diría que hay casos de soledad muy extrema: personas mayores que se han retirado a envejecer a su chalet de la urbanización de la costa y han enviudado. Esa persona, de repente, puede puede tener varios factores de riesgo: no tiene ni una plaza, ni transporte público, ni una cafetería. Y a pesar de que pueda pagar servicios de cuidado se pueden sentir muy solas. Este perfil de persona también tiene, seguramente, muchos más obstáculos a la hora de pedir ayuda a una ONG.

Clara: El hecho de que sea un servicio gratuito hace que sea más accesible para los que no lo pueden pagar. Pero, por otro lado, ¿puede ser en parte también un motivo de rechazo para personas más acomodadas?

Pau: sí, a veces resulta difícil llegar a esos perfiles.

Clara: ¿Se puede hacer una lectura de la ONG, de los casos que tenéis, de las redes de cuidados, etc. aplicando una mirada decolonial?

Pau: Es una pregunta que para responder necesitaría un análisis más profundo, y quizás desde la ONG todavía no hemos hecho ese trabajo. Pero sí hay muchos elementos que podrían tomarse en cuenta, por ejemplo el hecho de que no tengamos a nadie del pueblo gitano. Con el Observatorio hicimos unos grupos de discusión para vincular racismo y edadismo, invitamos a gente de colectivos y a profesionales, y había comentarios racistas por parte de los grupos de los mayores y comentarios edadistas por parte de los grupos antiracistas. Des de la propia organización tenemos que plantearnos si los diferentes programas que ofrecemos son atractivos y adecuados para un perfil más diverso de personas mayores, como pueden ser el de las personas racializadas; que pueden añadir otros elementos en la vivencia y expresión de las soledad. La conclusión es que todavía estamos muy lejos y hace falta mucho más trabajo en este sentido.

Clara: ¿Cómo se ha vivido desde dentro de la ONG el confinamiento?

Pau: Hay mucha variedad en los diferentes casos y hay muchos factores relacionados con las condiciones materiales. Por ejemplo, si el piso tiene luz o no, si tiene balcón, si te han quitado los servicios sociales o no. Hay gente a la que el confinamiento no le ha cambiado sus rutinas porque ya antes del covid no salían de casa. Es complejo, pero quizás lo más significativo es el miedo que se ha generado, sobre todo a través de la tele y la radio que son casi los dos únicos medios que utiliza la gente mayor y que están muy presentes en sus hogares.

Clara: ¿Has pensado cómo te gustaría envejecer y cómo te gustaría morir? ¿es algo en lo que piensas y tienes presente?

Pau: Lo he pensado desde que estoy en la Fundación Amigos de los Mayores es un tema que antes ni me había planteado. También ahora mis padres se están haciendo más mayores, y me resuenan muchas cosas. Me ayuda ver personas mayores que se salen del paradigma de envejecimiento activo -tengo los dientes blancos y practico ski- porque es poco real. Me llaman la atención mujeres mayores que tienen una red muy guay de apoyo y me gusta imaginarme así. Y el tema de la muerte, cuando lo ves también más de cerca, lo piensas más. Ves personas mayores que te dicen “es que se han muerto todos mis amigos”. Esto claro, incomoda pensarlo.

Clara: ¿Y cómo lo viven?

Pau: A veces con una entereza que sorprende, con aceptación.

Clara: ¿Crees que el aprender a morir es algo que te llega con la edad y la experiencia de forma natural, o hay detrás un aprendizaje que tiene que ser más consciente?

Pau: Es una pregunta interesante aunque no la tengo muy pensada. Intuyo que sí que la experiencia ayuda, y los años te pueden ayudar a relativizar ciertas cosas. También, el haber vivido pérdidas y situaciones dolorosas te pueden preparar. Aún así, nadie quiere ser mayor, hay muchas resistencias, escuchas a gente de ochenta años decir que no quieren ir al Casal “porque ahí solo hay viejos”. O la resistencia a usar bastón porque es un símbolo de edad avanzada.

Clara: Quizás está resistencia al hacerse mayor se debe, en parte, a que actualmente ser anciano ya no es un valor, se ha perdido el estatus de “sabio” que existía antes. Vieja es un insulto, cuando debería tener otras connotaciones como sabiduría, respeto, experiencia, etc.  

Pau: Sí, otro síntoma de esa infravaloración es que se les infantiliza.

Belén: Y se les caricaturiza también.

Pau: Es una visión muy negativa y muy homogénea, porque de los setenta a los noventa hay tanta variedad, tantos matices, tantas formas de envejecer, de enviudar, de vivir en soledad, que no tiene sentido meterlos a todos en el mismo saco.

Belén: En las personas mayores que he tenido más cerca (al menos lo he vivido así en mi familia) he notado que, por lo general, los hombres han empezado a pensar más en su propia muerte cuando han enfermado. En cambio he visto a las mujeres, desde los partos de sus nietos, empezar con los comentarios más o menos sarcásticos sobre lo poco que les queda, estableciendo cierta circularidad entre la vida y la muerte. También a algunas de ellas las he visto relacionarse de una forma más melancólica y a largo plazo con la muerte, me da la impresión de que a veces incluso se desea que llegue. Me pregunto ¿hay gente muy mayor con mucho miedo a la muerte?

Pau: Sí, claro. Quizás la experiencia te da herramientas pero pero también hay gente que tiene miedo a morir. Y hay muchas angustias.

Belén: ¿Vivir la muerte de personas queridas y acompañar en la muerte, te prepara para tu propia muerte?

Pau: Tengo la intuición que sí, pero supongo que depende de cómo has vivido esas pérdidas cercanas, porque también te pueden llevar a una depresión de la que no salgas. Depende de cómo lo vivas y de las herramientas y estrategias de resistencia que tengas.  

Belén: En relación a la entrevista de Dani- decía que no había cuidado ni comunidad sin deuda. En Amigos de los Mayores, ¿crees que funciona esta lógica?

Pau: En Amigos, el rol del voluntario es particular, porque se crea artificialmente un lazo de amistad, puede verse como una instrumentalización de los afectos. La lógica del voluntariado es diferente, creo que sí puede darse esa lógica porque no es horizontal. Y también los límites están muy claros, no hay cuidados en el sentido de cuidar en la dependencia.

Clara: ¿Crees que estamos capacitados para cuidarnos entre nosotros cuando llegue el momento?

Pau: No sé si mantendremos ese deber cultural hacia la familia, seguramente sí, aunque me genera más dudas entre amigos/as..

Belén: Todo el rato sale la familia biológica como algo que está por encima de lo demás, es algo que todavía está muy asentado. A la vez vivimos un momento en el que estamos cuestionando que no se puedan construir lazos igual o más fuertes con otras que no son ni nuestra familia biológica ni nuestras parejas (con las que se espera que continuemos haciendo familia en ese sentido). Me hace dudar si estos otros modelos que nos funcionan ahora, que somos jóvenes y que no necesitamos que nos limpien el culo, podrán funcionarnos al envejecer y ser dependientes a este nivel.

Pau: Sí, desde luego la familia está por encima, un síntoma es esa barrera que os decía antes: que si hay familia las personas mayores no se deberían sentir solas. Pero es que hay mucho más allá de la familia. No sé como será en nuestra generación, ni si seremos capaces de comprometernos con otros modelos. También habrá que ver qué rol va a jugar el Estado, y cómo los servicios públicos se implican en los cuidados.


Esta entrevista forma parte la línea de investigación de Clara Piazuelo en Morir Guay: voces y relatos para no tener miedo, proyecto becado por La Escocesa en 2020.

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